El Silbo Gomero se usó como herramienta cotidiana en las labores del campo y el pastoreo, como altavoz para las noticias importantes de cada pueblo, pero también fue clave en momentos de peligro o persecución a lo largo de la historia.

Acontecimientos históricos del Silbo

Así fue el 31 de mayo de 1743 cuando las naves inglesas capitaneadas por el militar Charles Windham se colocaron frente a las costas de San Sebastián de La Gomera con la intención final de invadir la isla y anexionarla a Inglaterra.  Lo que no sabían los ingleses era que el día 29 de mayo las tres naves fueron avistadas desde Chipude y Vallehermoso, tiempo suficiente para que mediante el silbo la noticia recorriera toda la isla poniendo en pie de guerra a todos los varones mayores de 16 años que fueran capaces de portar un arma.

Los 300 ingleses a bordo de los navíos fracasaron en su intento, ya que en apenas tres horas mediante el silbo se dio la voz de alarma y en la bahía les esperaban 1525 hombres dispuestos a defender su isla.

Más recientes son las anécdotas sobre la Guerra Civil española, donde por los estragos de la contienda se necesitaba de forma urgente jóvenes para enviar a luchar al frente, para ello la benemérita se dirigió a varios hogares en busca de nuevos soldados. En vano se desplazaban hasta el lugar porque antes de llegar, avisados horas antes de la salida de la autoridad mediante el sonido del silbo, los jóvenes se habían refugiado en alguna cueva aprovisionados para varios días.

En la represión muchos fueron los perseguidos que se refugiaron en lugares tan pintorescos de la isla como el Roque Cano en Vallehermoso, el Roque de Agando o en el corazón del monte del Cedro como así lo atestigua el largometraje “Guarapo”. De nuevo es el silbo protagonista para escapar de la ley, para recoger los alimentos que mandaban desde los pueblos a los perseguidos o simplemente para mantenerse con vida.

Roque Cano, Vallehermoso, La Gomera. El Silbo Gomero

 

Hasta hace pocas décadas el aprovechamiento maderero del monte era una labor cotidiana, ya sea para buscar gajos para los animales, madera para las construcciones o carbón vegetal para cocinar. Para esta última se construían hornillas o carboneras que mediante una lenta combustión conseguía extraer el tan preciado carbón. Una labor que en algunas ocasiones fue perseguida por la Guardia Civil o guardamontes, también el silbo avisó de la presencia de la autoridad, para cuando ellos llegaran se encontraran la hornilla ardiendo y humeando pero en el lugar ya no había nadie a quien presentar la denuncia.

Con las cargas de leña ocurría lo mismo, el castigo consistía en requisar o cortar en pedazos la soga para la carga. Un trabajo realizado en la mayoría de ocasiones por mujeres gomeras, si la autoridad cogía a alguna de ellas se lanzaba un silbo al viento para que supieran que la habían cogido y que el resto huyera asegurando así una parte de la leña apañada durante la jornada.

El Silbo, un lenguaje secreto

El silbo envía un mensaje que es público, el que sabe emitir y sabe comprenderlo caza al vuelo la conversación que se mantiene, pero la autoridad de aquel momento en gran medida peninsulares enviados a las islas, desconocían por completo el engranaje del Silbo Gomero. Un lenguaje secreto para los propios de la isla, un lenguaje imposible de comprender para los foráneos.

El Silbo Gomero quitó mucha hambre, ayudó a mantener fuegos, pero sobre todo salvó muchas vidas.